Por lo que respecta a la basura electrónica que genera el uso de teléfonos celulares, se destaca que a nivel mundial, cada año se producen 189 mil toneladas de este tipo de desechos. De éstas, 17 mil se concentran en América Latina
Cada año se producen en el mundo 41.8 millones de toneladas de desechos electrónicos. América Latina y el Caribe aportan 9 por ciento, lo que representa 6.6 kilogramos anuales por habitante.
En el informe eWaste en América Latina. Análisis estadístico y recomendaciones de política pública, elaborado por la Universidad de las Naciones Unidas en colaboración con un conglomerado de 250 empresas de tecnología móvil, se detalla que a nivel regional se espera un crecimiento considerable en el porcentaje de desechos tecnológicos.
En 2018 se prevén alcanzar 4.8 millones de toneladas, lo que equivale a un aumento de 70 por ciento en comparación con lo producido en 2009 y una elevación promedio de 55 por ciento global para el mismo periodo. Los estados latinoamericanos con mayor porcentaje de desechos son Brasil (mil 400 toneladas) y México (mil toneladas).
Por lo que respecta a la basura electrónica que genera el uso de teléfonos celulares, se destaca que a nivel mundial, cada año se producen 189 mil toneladas de este tipo de desechos. De éstas, 17 mil se concentran en América Latina.
Esto significa que al año, cada habitante de la región generó 29 gramos de basura electrónica proveniente de teléfonos celulares, lo que significa 0.3 aparatos desechados por persona anualmente. Agrega que la cantidad de equipos desechados se incrementó drásticamente entre 1995 y 2010.
El documento señala que la creciente demanda de aparatos eléctricos y electrónicos –que abarcan, entre otros, refrigerados, congeladores, aparatos de aire acondicionados, electrodomésticos, pantallas, computadoras, lámparas, celulares, tabletas y dispositivos GPS– ha impactado en el crecimiento acelerado de estos residuos, lo cual repercute en el medio ambiente y genera riesgo sanitarios.
Apunta que los desechos electrónicos contienen materiales “considerados tóxicos, potencialmente perjudiciales para el medio ambiente y la salud de las personas. Esto también puede afectar la vida de los niños en muchos países, quienes pueden estar expuestos a agentes químicos derivados del reciclaje clandestino de e-waste”.
Pese a los riesgos que implica no disponer de condiciones y protocolos adecuados para el tratamiento de la basura electrónica, el informe reconoce que pocos países de la región tienen proyectos de ley específicos sobre el tema. “En la mayoría de los casos, la gestión de los residuos electrónicos está regulada en la legislación general de residuos peligrosos”.
En muchos países latinoamericanos las instalaciones de pre-procesamiento se concentran en desmontajes manuales de los aparatos, por lo que “no existen opciones de procesamiento final o eliminación de algunas de las partes de los desechos tecnológicos. La mayoría de las partes son exportadas, procesadas mediante técnicas rudimentarias que producen muy pocas ganancias o terminan siendo desechadas”.
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